lunes, 7 de octubre de 2013

Primera semana superada

Sliven ya me ha enamorado y todo gracias a que es, sobre todo, acogedora. Y la gente es la que más ha ayudado. Mi compañera de cuarto, Érica, es italiana y tiene 21 años. Es graciosa y, como diríamos en la tierra de la morriña, "muy riquiña". Creo que no pude haber tenido más suerte. 

La semana pasada empezamos las actividades con juegos para romper el hielo, aprendernos todos los nombres e irnos conociendo poco a poco. Personalmente, estos juegos que van de hacer el ridículo no me gustan mucho, pero que remedio que formar parte de ellos. 

Juego con un ovillo de lana respresentando la unión del grupo

También hicimos cosas para dar a conocer mejor los países participantes en el proyecto: Bulgaria (país de acogida), Georgia, España, Italia, Turquía y, aunque no forme parte del proyecto, Rumanía, porque Delia vino con nosotros a las actividades.
Cosas que pusieron de España (muchas no me representan)

Presentación de Turquía, cortesía de Bürak y Humeyra

Pero lo más difícil para todos (aunque también divertido) son las clases de búlgaro. Cada tarde, durante dos horas, hemos ido (y seguiremos) aprendiendo esta lengua de alfabeto cirílico y fonemas imposibles. Creo que quedará genial en el currículum cuando vuelva jajaja

Y no todo ha sido trabajar, obviamente. A partir de las 5, nuestras tarde son libres y hemos ido de compras, paseado por el parque, bebido cerveza... El día a día no es nada difícil y la verdad es que me siento como en casa. Si nos limpiaran la habitación, ya sería brutal, porque llevamos aquí una semana y NUNCA han pasado una simple aspiradora. En fin, Bulgaria es así. Los buses urbanos todavía van con electricidad, se duchan en el suelo del baño y no saben sellar las ventanas para que no entre el frío.

El fin de semana fue especial y nos fuimos los 14 del proyecto más Angélica y Francesca a Veliko Turnovo, antigua capital del país. Es una ciudad preciosa, con mucho encanto, graffitis por las calles y un enorme castillo. Nuestro hostal era muy rural y la habitación de 10 personas, así que compartimos camas. 

Foto de grupo en Veliko Turnovo (Débora, Francesca, yo, Angélica, 
Érica, Bürak, Huseyin "Mario" y Manuela)

Una vez más, pude comprobar como viajar en un grupo tan grande es imposible. Georgia va totalmente a su bola. Khvicha, el chico, es tímido y apenas habla inglés y las tres chicas son como una piña, porque ya se conocían de antes. Es complicado entablar amistad con ellas. La verdad es que sólo se te acercan para sacarse fotos. De verdad, se fotografían con todo lo existente. 

En cambio, con Italia y Turquía la relación es fantástica. Cuántos más italianos conozco más ganas tengo de visitar el país. Y Turquía, al contrario de lo que muchos piensan, no son tan diferentes a nosotros. 

Quizá la persona a la que le estoy cogiendo más cariño es a Angélica. Es todo corazón y eso se nota. Y además, como soy la única española y ella la única que habla español, pues ahí se refuerzan lazos. 

Ahora, esta semana seguiremos aprendiendo búlgaro y comenzarán las distintas actividades para promocionar el festival del dían 26. Incluso algunos de nosotros tendremos que ir a la radio y a la tele para promocionarlo... 

A 3500 km, pero apoyando al Dépor como siempre.
 
¿Echo de menos España? No. Aquí estoy muy a gusto y cada día me alegro más de haber elegido formar parte de esta experiencia.  Mantengo el contacto con amigos, novio, familia e incluso perro. En serio, nada supera una llamada de Skype con mi perro mirando a la cámara ♥.

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