lunes, 30 de septiembre de 2013

Crónica de un viaje anunciado

Acabo de comer unos riquísimos huevos fritos con ensalada y pan tostado. Estoy en el Hotel Kredo, donde nos quedaremos todos los voluntarios del proyecto de corta duración. Pero el caso es, ¿cómo he llegado aquí? Fue una larga aventura.

Ayer, domingo, me levanté a las cinco menos cuarto de la mañana. Tras darle un último paseo a Valerón (snif, snif), mis padres me llevaron en coche a Santiago (para los que no sois gallegos, es aproximadamente una hora de trayecto). Llegamos puntuales. Facturé y, tras despedirme,  pasé el control sin problemas. El vuelo Santiago - Francfort-Hahn fue puntual y sin sobresaltos. 

Una vez allí, pasé 6 largas horas bastante aburridas. No había red wifi, así que paseé un poco (sí, con las dos maletas), leí a ratos y comí algo en McDonalds. Menos mal que había donde cargar el móvil, que si no... 

Además, tampoco me cambiaban a la moneda búlgara, mientras hacía cola para pasar el segundo control del día, le pregunté a una chica que tenía al lado. Tuve muchísima suerte: hablaba inglés muy fluído y se dirigía a Plovdiv, pero no tenía leva. Emi (así se llamaba) pasó conmigo el control (incluso me esperó cuando los disciplinados alemanes me pesaron la maleta y me tuve que disfrazar de cebolla con dos kilos de ropa) y fuimos juntas durante el vuelo. Hablamos de mil cosas y me alegró el día. 

Al aterrizar en Plovdiv, cambiamos la hora (una más que en España), bajamos del avión y vimos que salía humo de uno de los motores. Ay, Ryanair. Luego, pasamos el control de los pasaportes y me llevó a un cajero a sacar dinero sin comisión. Y después, Emi se ofreció a que su familia me acercase a la estación de tren de Plovdiv, escribiéndome además en un papel 'Sliven' en su alfabeto para que lo reconociera al parar en tren en la estación (algo como "C^NBEH") . Un sol de chica. 

En la estación, la señora de la taquilla se indignó porque le hablé en inglés (porque claro, todo el mundo tiene que saber búlgaro, ¿no?). Menos mal que se acercó un policía e hizo de traductor. Por 11,40 leva (es decir algo más de 5€) crucé medio país. El tren era incómodo, súper ruidoso, con ventanas que se podían abrir y un olor a baño asquerosísimo que me llegaba a  pesar de que estaba lejos de él. Por supuesto, nadie hablaba inglés, así que enseñé la nota de Emi y una señora me hizo señas de que ella me avisaba. 

Por cierto, parece ser que aquí tienen la costumbre de ir descalzos en el tren. Todo muy higiénico. Pues bien, a eso de las tres (el tren salía a las 23.20), llegué por fin a Sliven. ¿Pero qué problema hubo? Pues que la señora de mi organización de acogida no apareció a buscarme, a pesar de haberme insistido por email varias veces de que allí estaría. Ese fue el momento más horrible del día. Sola, en una estación fantasma, con dos maletas y cansadísima. Llamé al número de la organización que tenía y como nadie cogió, a mi organización de envío para avisarles, pero nada, sin respuesta.

A eso de las cuatro, un tren pasó por la estación y fui a ver si alguien podía darme el número de taxis para ir al hotel por mi cuenta. No hubo suerte, pero Rubén, un policía que sabía más palabras en español que en inglés, fue mi salvación. Logré que entendiera lo que me pasara y su solución fue igual de efectiva que surrealista: unos compañeros que patrullaban en coche, me recogieron y llevaron al hotel. Sí, en el coche de la policía. EN FIN.

Una vez aquí, me dieron una habitación (casi nadie habla inglés tampoco en el hotel) y tras sacar el pijama, me quedé dormidísima. Me despertó el teléfono a eso de las 9: era mi organización de envío y les conté todo. Y una hora y poco después, la señora que me tenía que haber ido a buscar llamó a mi puerta. Dice que pensó que le enviaría un sms cuando llegara, pero eso me pinta a excusa porque nunca jamás me dijo su móvil. Se disculpó como pudo y varias voluntarias pasarán a buscarme dentro de un rato. 

Imagino que la parte dura ya ha pasado. Si decidís hacer un SVE, os recomiendo insistir más aún que yo en que os pasen teléfonos. Fue un gran susto que incrementó su efecto a causa del cansancio. Pero ya está, ahora a disfrutar de lo que queda por delante. Por ejemplo, disfrutando de mi primera comida aquí. 

Huevos fritos,ensalada (y falta el pan tostado) ♥

Mmmm. ¡Os seguiré informando!

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