martes, 24 de septiembre de 2013

Tomando forma

Van pasando los días y poco a poco voy siendo más consciente de que se acerca mi marcha. Empiezo a separar la ropa que voy a llevarme. Apunto direcciones de gente a la que quiero enviarle postales. Saboreo la comida más que nunca. Achucho más a mi perro que de costumbre. Aunque creo que la señal definitiva fue imprimir los billetes.

Esta mañana fui a mi entidad de envío, Ingalicia, a firmar el Acuerdo de Actividades (que es el último papel que el voluntario debe hacer antes de su marcha - donde también firman los responsables de la entidad de la organización de envío y la de acogida) y recibir la formación a la salida (pautas, normas, exposición de expectativas/miedos/etc). Simona, la que fue mi compañera allí varios meses, me ayudó en todo aquello que le pedí e hizo que me ilusionara más si cabe con esta experiencia tan próxima. 

Además, me llamaron desde Bulgaria para explicarme cómo hacer para cambiar Euros a Leva, que era uno de los temas que me tenía más preocupada. Parece que desde España es imposible conseguir esa moneda, así que esperemos que en el aeropuerto de Francfort-Hahn (que es donde hago escala a la ida) pueda realizar el cambio de divisa. Y si no, por recomendación de la que será allá mi tutora, palabras textuales: "Cuando vueles de Francfort a Plovdiv (donde por fin pisaré tierra búlgara), hablas con gente en el avión y le pides que te cambie al menos 25 €". Porque claro, una vez aterrice, todavía me quedarán dos viajes más: uno en taxi hasta la estación de tren de Plovdiv y otro en tren hasta el destino final de mi SVE, Sliven. (Esperemos que funcione lo primero, por supuesto).

La verdad, a día de hoy, poco puedo decir de Sliven. Sé que es una ciudad pequeña al este del país que cuenta con menos de 100.000 habitantes. Puedo contaros que el resto de voluntarios y yo nos hospedaremos en un discreto hotel en habitación doble. Además, desayuno, comida y cena estarán cubiertos en el mismo hotel. Pero bueno, sea como sea, tendré muchos días para aprender, ¿no?

En lo de aprender, puedo incluír unas nociones básicas de búlgaro, aunque considero imposible para mi cerebro conseguir leerlo.Es ponerme a buscar cosas, aparecer en cirílico y nublárseme todas las ideas. De hecho, he de reconocer que tengo una pequeña lista con cuatro cosas apuntadas (del tipo 'hola', 'gracias', 'me llamo Silvia') y lógicamente, escritas a mi manera. No me asusta el idioma (estuve en Chipre hace pocos meses y por suerte, la mayoría de las cosas - además de en helénico - también estaban en alfabeto occidental), pero si me da cierto respeto el tratar de hacerme entender, aunque sepa que con inglés a priori es más que suficiente.

 A Coruña, la que siempre será mi ciudad

En fin, fuera miedos. Esa no es la actitud. Cuando uno se embarca en un proyecto de este estilo hay que ser una esponja y absorber todo lo bueno que podrá darnos. Aunque vaya a echar locamente de menos a mi perro (pronto os lo presentaré). Aunque me vaya a perder visitas al estadio para ver jugar a mi equipo. Aunque... Nada. No hay excusas. Sí, faltaré a cosas pero ¿y todo lo que me traeré de vuelta qué?

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